- Jerry Goldsmith: 10 de febrero de 1929 (Pasadena, California) - 21 de julio de 2004 (Beverly Hills, California).
- Joe Dante: 28 de noviembre de 1946 (Morristown, Nueva Jersey).
Orquestadores habituales: Arthur Morton y Alexander Courage.
En el año 2010 Joe Dante visitó el Festival de cine de Sitges, donde recibió el galardón Máquina del tiempo. En una de las múltiples entrevistas que concedió a la prensa, hizo una breve pero muy emotiva referencia a su colaboración con el maestro Jerry Goldsmith: "Todas
las películas que he hecho con Jerry son un cien por cien mejores gracias a su
música. Creedme, yo he visto la película con música, la he visto sin música, y
es mucho mejor con música. Tuvimos mucha suerte de poder tener a Jerry
Goldsmith". Una afirmación que refleja no sólo la honestidad de sus palabras sino el profundo respeto de Dante hacia un compositor que ha sabido como pocos resaltar las películas en las que intervino durante su dilatada carrera.
Durante veinte años, desde 1983 hasta 2003, ambos cineastas han colaborado en nueve largometrajes para la gran pantalla (En los límites de la realidad, Gremlins, Exploradores, El chip prodigioso, No matarás al vecino, Gremins 2: La nueva generación, Matinée, Pequeños guerreros y Looney Toones: De nuevo en acción) y en un episodio de la serie Cuentos asombrosos (Boo!).
Con tan sólo treinta años, Joe Dante realizó su primera película, Esas locas del cine (Hollywood Boulevard, 1976), codirigida con Allan Arkush, y bajo la mirada de su singular productor, Roger Corman, célebre por sacar el máximo partido a películas de muy bajo presupuesto y, sobre todo, por haber abierto las puertas de la meca del cine a directores de la talla de Francis Ford Coppola o James Cameron. Su siguiente película juntos fue el modesto clásico del cine de terror Piraña (Piranha, 1978), a la que seguiría finalmente Rock 'n' roll high school (1979), pero en este caso como director no acreditado. No será hasta dos años después que el éxito sonría a Dante con Aullidos (The hawling, 1981), singular vuelta de tuerca al universo de los hombres lobo que contó con innumerables e insufribles secuelas, y en la que realiza un cameo su protector Roger Corman. Su buena acogida llamó la atención de Steven Spielberg, quien siempre ha estado alerta ante los jóvenes talentos. Cuando era adolescente una de sus series preferidas fue La dimensión desconocida (The twilight zone, 1959-1964), y durante años siempre tuvo en mente realizar una adaptación para la gran pantalla. Tras cinco largometrajes en los que intervino como productor ejecutivo (uno de ellos, E.T., dirigido por él mismo), sintió que era el momento idóneo para realizar una nueva versión de La dimensión desconocida, que acabaría titulándose En los límites de la realidad (The twilight zone, 1983). Dirigida a cuatro manos por Steven Spielberg, John Landis, George Miller y Joe Dante, fue un sorprendente éxito de taquilla. La música fue compuesta para todos los segmentos por Jerry Goldsmith, quien hizo gala de una sorprendente capacidad camaleónica en la aplicación temática de sus melodías. El episodio de Dante, It's a good life, escrito por Jerome Bixby y Richard Matheson, se centra en la historia de una maestra que encuentra en un bar de carretera a un niño con extraños poderes. La partitura de Goldsmith describe, mediante la contenida combinación de elementos electrónicos y orquestales, un mundo claustrofóbico en el que todo es posible. Parte de un prólogo de atonales sonoridades que evoluciona sutilmente, a través de motivos ambientalmente lóbregos no exentos de fina ironía, hacia un epílogo profundamente lírico.
El universo fantástico y terrorífico de En los límites de la realidad tuvo una peculiar continuación estilística en la tercera producción de Amblin (compañía fundada por Spielberg y sus amigos Frank Marshall y Kathleen Kennedy): Gremlins (1984). Cuento navideño macabro y de finísimo humor negro, cuenta la historia de un adolescente al que su estrafalario padre regala un pequeño animal al que llamarán Gizmo; lo que desconocen los ingenuos personajes es que su mascota esconde un secreto acuático de peligrosas consecuencias. Gremlins es una de las bandas sonoras míticas de Goldsmith. Para ilustrar la historia narrada con pulso firme por Dante, el músico californiano creó un tema central, 'The gremlin rag', finamente socarrón pero sin excederse en su ironía, que protagoniza el score y le dota a la vez de un aire pícaro que hace que la música deambule entre tonos que buscan el lado más bribón de la música. Sin embargo, no toda la banda sonora se decanta por lo jocoso, sino que también nos encontramos con temas con una paradójico sentido de lo grave, en especial para una película en apariencia familiar que seduce gracias a un guion arriesgado (en el original lo era mucho más) y muy bien cincelado.
Durante veinte años, desde 1983 hasta 2003, ambos cineastas han colaborado en nueve largometrajes para la gran pantalla (En los límites de la realidad, Gremlins, Exploradores, El chip prodigioso, No matarás al vecino, Gremins 2: La nueva generación, Matinée, Pequeños guerreros y Looney Toones: De nuevo en acción) y en un episodio de la serie Cuentos asombrosos (Boo!).
Con tan sólo treinta años, Joe Dante realizó su primera película, Esas locas del cine (Hollywood Boulevard, 1976), codirigida con Allan Arkush, y bajo la mirada de su singular productor, Roger Corman, célebre por sacar el máximo partido a películas de muy bajo presupuesto y, sobre todo, por haber abierto las puertas de la meca del cine a directores de la talla de Francis Ford Coppola o James Cameron. Su siguiente película juntos fue el modesto clásico del cine de terror Piraña (Piranha, 1978), a la que seguiría finalmente Rock 'n' roll high school (1979), pero en este caso como director no acreditado. No será hasta dos años después que el éxito sonría a Dante con Aullidos (The hawling, 1981), singular vuelta de tuerca al universo de los hombres lobo que contó con innumerables e insufribles secuelas, y en la que realiza un cameo su protector Roger Corman. Su buena acogida llamó la atención de Steven Spielberg, quien siempre ha estado alerta ante los jóvenes talentos. Cuando era adolescente una de sus series preferidas fue La dimensión desconocida (The twilight zone, 1959-1964), y durante años siempre tuvo en mente realizar una adaptación para la gran pantalla. Tras cinco largometrajes en los que intervino como productor ejecutivo (uno de ellos, E.T., dirigido por él mismo), sintió que era el momento idóneo para realizar una nueva versión de La dimensión desconocida, que acabaría titulándose En los límites de la realidad (The twilight zone, 1983). Dirigida a cuatro manos por Steven Spielberg, John Landis, George Miller y Joe Dante, fue un sorprendente éxito de taquilla. La música fue compuesta para todos los segmentos por Jerry Goldsmith, quien hizo gala de una sorprendente capacidad camaleónica en la aplicación temática de sus melodías. El episodio de Dante, It's a good life, escrito por Jerome Bixby y Richard Matheson, se centra en la historia de una maestra que encuentra en un bar de carretera a un niño con extraños poderes. La partitura de Goldsmith describe, mediante la contenida combinación de elementos electrónicos y orquestales, un mundo claustrofóbico en el que todo es posible. Parte de un prólogo de atonales sonoridades que evoluciona sutilmente, a través de motivos ambientalmente lóbregos no exentos de fina ironía, hacia un epílogo profundamente lírico.
El universo fantástico y terrorífico de En los límites de la realidad tuvo una peculiar continuación estilística en la tercera producción de Amblin (compañía fundada por Spielberg y sus amigos Frank Marshall y Kathleen Kennedy): Gremlins (1984). Cuento navideño macabro y de finísimo humor negro, cuenta la historia de un adolescente al que su estrafalario padre regala un pequeño animal al que llamarán Gizmo; lo que desconocen los ingenuos personajes es que su mascota esconde un secreto acuático de peligrosas consecuencias. Gremlins es una de las bandas sonoras míticas de Goldsmith. Para ilustrar la historia narrada con pulso firme por Dante, el músico californiano creó un tema central, 'The gremlin rag', finamente socarrón pero sin excederse en su ironía, que protagoniza el score y le dota a la vez de un aire pícaro que hace que la música deambule entre tonos que buscan el lado más bribón de la música. Sin embargo, no toda la banda sonora se decanta por lo jocoso, sino que también nos encontramos con temas con una paradójico sentido de lo grave, en especial para una película en apariencia familiar que seduce gracias a un guion arriesgado (en el original lo era mucho más) y muy bien cincelado.
"Exploradores es exactamente lo contrario a una película de Spielberg. En sus películas miran al cielo y encuentran a Dios; en Exploradores miran al cielo y sólo se encuentran a ellos mismos." Una buena definición del cine de Dante realizada por él mismo. Edward S. Feldman, el productor de largometrajes tan carismáticos como Único testigo, El show de Truman o Matrimonio de conveniencia, no dudó un instante en contar con los servicios del joven realizador cuando llegó a sus manos el guion del televisivo Eric Luke Exploradores (Explorers, 1985). La historia de tres amigos adolescentes que se ven inmersos en una aventura espacial tuvo escasa repercusión entre el gran público, pese a tratarse de un filme familiar amable y con momentos realmente ingeniosos. Muchos de los problemas surgieron por la falta de confianza de Paramount. Según confiesa el propio director: "En realidad la película nunca se terminó. Los estudios detuvieron la producción y nos hicieron poner lo que teníamos. El final fue un auténtico desastre; el de verdad incorporaba una subtrama cósmica en la que todo el mundo estaba interconectado mentalmente". Para esta tercera colaboración, Goldsmith dio lo mejor de sí mismo en el que es considerado como uno de sus trabajos más memorables. En un momento artístico en el que el compositor angelino se encontraba en lo más alto de su creatividad, gracias a scores como Fuga de noche, Acorralado, Bajo el fuego o Poltergeist, Exploradores resulta una banda sonora llena de momentos mágicos, en especial aquellos que se centran en las escenas ambientadas en la Tierra. Es pues una obra que sigue la línea marcada por otras de corte familiar, anteriores o posteriores, como Nimh, el mundo secreto de la señora Brisby o Daniel el travieso, en las que sustituye el componente dramático por uno acorde a la historia, traducido en melodías que buscan el lado más festivo y alegre de la música.
La única colaboración de Dante y Goldsmith en la televisión tuvo lugar un año después con el episodio de Cuentos asombrosos (Amazing stories, 1986) titulado Boo!. Goldsmith trabajó en sus comienzos en Hollywood en multitud de series televisivas que le aportaron una impagable experiencia de cara a su futuro como autor de bandas sonoras para largometrajes cinematográficos. Para La dimensión desconocida (The twilight zone) escribió la música de siete episodios a principios de los años 60, y Boo! es, en el fondo, una mera reminiscencia de la línea melódica de dicha serie. En un principio se le ofreció la oportunidad de contratar a 45 músicos, pero Goldsmith se decantó por un grupo de 13 ya que su objetivo era crear una partitura muy sobria que se adaptara a la simplicidad de la historia narrada por Dante. Algunas de las ideas provienen de Exploradores y Legend, técnica empleada por casi todos los grandes autores que, en algún momento de su vida profesional, optaron por trabajar para la pequeña pantalla.
En 1987 Steven Spielberg llamó de nuevo a Dante para su aventura de ciencia-ficción El chip prodigioso (The innerspace), singular remake del clásico de 1966 realizado por Richard Fleischer Un viaje alucinante. La película ganó un Oscar a los mejores efectos visuales especiales y el propio Dante fue nominado al mejor director por la Academia norteamericana de ciencia-ficción, fantasía y terror. Goldsmith desarrolló un dinámico score estructurado en dos partes: los temas centrados en los personajes principales y aquellos que representan a los momentos descriptivos de la historia. Una vez más, concede gran importancia a la mezcla de sonidos electrónicos y orquestales, ubicando los primeros en los momentos o en los caracteres más grotescos o burlones. Pero donde Goldsmith despunta es en la parte final de la banda sonora, en concreto en el tema 'Gut reaction', momento en el que abandona toda ironía y se centra en el carácter épico del argumento.
El mismo año de El chip prodigioso Dante dirigió, en colaboración con John Landis, Carl Gottlieb, Peter Horton y Robert Weiss, la alocada comedia de ciencia-ficción Amazonas en la luna, que sufrió un severo revés de crítica y acabó además hundiéndose en la taquilla. En esta ocasión la música corrió a cargo del experto en el género cómico Ira Newborn, autor de scores como Todo en un día, Mejor solo que mal acompañado o Agárralo como puedas 2 1/2.
En 1989 el director y productor Ron Howard (Cocoon, Willow, Una mente maravillosa) quedó fascinado por un guion de Dana Olsen (George de la jungla, Inspector Gadget), que narraba la historia de un tradicional vecindario norteamericano de los suburbios al que llegan unos más que extraños nuevos vecinos. Tan poco original trama acabó estrenándose con el título de No matarás al vecino (The 'burbs, 1989). Goldsmith fue escrupulosamente consciente del material que tenía entre manos, por lo que escribió un score a años luz de aparatosas instrumentaciones y centrado en la pintura de unas acciones burlescas, realizada mediante el empleo de efectos sonoros como ladridos de perro, disparos o cristales rotos. Sin embargo, su talento residió en la perfecta simbiosis con los elementos orquestales y sintetizados. No matarás al vecino se apoya además en material ya compuesto por Goldsmith, como la marcha de Patton, que sirve de sarcástica melodía personificada en el militar interpretado por Bruce Dern. Un buen ejemplo de autorreferencia coherente.
El aficionado avispado habrá sido consciente de la presencia de Jerry Goldsmith en Gremlins como personaje en una cabina de teléfono. Este cameo no acreditado pasará a serlo en su continuación, Gremlins 2: La nueva generación (Gremlins 2: The new batch, 1990), esforzado pero valdío intento por parte de la productora Amblin (Spielberg, Kennedy & Marshall) y Joe Dante de recuperar el monumental éxito de la primera parte. El impetuoso guion escrito por Chris Columbus (Los Goonies, El secreto de la pirámide) y Charles Hass (Matinée) tomó como principal escenario un rascacielos neoyorquino del que los asilvestrados gremlins pronto se apoderarán, convirtiéndolo en un alocado campo de batalla. Pese a contar con un presupuesto de más de 50 millones de dólares, la película constituyó un relativo fracaso comercial, sobre todo debido al tembloroso pulso narrativo de Dante y al excéntrico argumento original. Por fortuna, el score de Goldsmith recuperó los principales motivos de Gremlins a los que dotó de mayor empaque sinfónico, si bien su inquietud por la experimentación con los elementos sintetizados (no olvidemos que en esa etapa de su carrera predominaban los scores electrónicos, como Traición sin límites, Chicago en rojo, Ley criminal o Warlock) suscitó más de una crítica.
Entre 1991 y 1992 Dante trabajó en la serie de televisión fantástica Eerie, Indiana, regresando a la gran pantalla con Matinée (1993), considerada como la película que mejor resume el estilo y las inquietudes del director estadounidense. Ambientada en plena crisis nuclear de los misiles de Cuba, un avispado productor de filmes de terror decide estrenar en un pequeño pueblo su última aventura del género; aprovechando la histeria colectiva provocada por la situación política, utiliza durante la proyección todo tipo de efectos especiales para provocar al público. La película se beneficia tanto de la magnífica interpretación de John Goodman como del sentimental y nostálgico score de Jerry Goldsmith, quien se distancia de trabajos anteriores con Dante en los que predominaba la experimentación. Matinée es una obra conservadora desde el punto de vista formal, recuperando el estilo abiertamente lírico de un autor cuya principal virtud es la creación de temas de gran emotividad.
Hasta 1998 Dante no regresará al cine con Pequeños guerreros (Small soldiers), tras un paréntesis de cinco años en los que trabajó en los telefilmes Runaway daughters, En directo para Newsnet y The Warlord, además de las series Rebel highway y Picture windows. Producida por uno de los ejecutivos más importantes de Hollywood, Walter Parkes, del que sobresalen largometrajes tan prestigiosos como Atrápame si puedes, Gladiator o Sweeney Todd, Pequeños guerreros es otra vuelta de tuerca dentro del cine de animación fantástica que supone un nuevo éxito comercial para Dante, muy necesitado de reconocimiento desde Gremlins. La música de Goldsmith incide en la temática militar y recupera las tonalidades de obras anteriores como Patton, Tora,Tora,Tora o McCarthur,el general rebelde. En esta ocasión Goldsmith no resulta tan manipulador como en No matarás al vecino, sino que dota a su nuevo trabajo de mayor autonomía melódica y, sobre todo, de un espíritu sinfónico más eficiente.
La última colaboración entre Joe Dante y Jerry Goldsmith tendrá lugar cinco años después con Looney Tunes: De nuevo en acción (Looney Toones: Back in action, 2003). Entre medias, Dante dirigió dos episodios de la serie Gritos en la noche y el cortometraje Haunted lighthouse. La película fue un fallido intento de recuperar el éxito de anteriores propuestas como ¿Quién engañó a Roger Rabbit? o Space jam, que combinaban, con mayor o menor ingenio, imagen real y animada. Además, Looney Tunes: De nuevo en acción tiene el triste honor de ser la última banda sonora oficial de Goldsmith, quien fallecería en el verano de 2004. El score es un emotivo homenaje a Carl Stalling y a su orquestador Milt Franklyn, pero con la personalidad inherente al autor californiano, quien firmó una partitura enfática y plena de agudo sentido de lo paródico, testamento majestuoso, en definitiva, de un artista irrrepetible.
La única colaboración de Dante y Goldsmith en la televisión tuvo lugar un año después con el episodio de Cuentos asombrosos (Amazing stories, 1986) titulado Boo!. Goldsmith trabajó en sus comienzos en Hollywood en multitud de series televisivas que le aportaron una impagable experiencia de cara a su futuro como autor de bandas sonoras para largometrajes cinematográficos. Para La dimensión desconocida (The twilight zone) escribió la música de siete episodios a principios de los años 60, y Boo! es, en el fondo, una mera reminiscencia de la línea melódica de dicha serie. En un principio se le ofreció la oportunidad de contratar a 45 músicos, pero Goldsmith se decantó por un grupo de 13 ya que su objetivo era crear una partitura muy sobria que se adaptara a la simplicidad de la historia narrada por Dante. Algunas de las ideas provienen de Exploradores y Legend, técnica empleada por casi todos los grandes autores que, en algún momento de su vida profesional, optaron por trabajar para la pequeña pantalla.
El mismo año de El chip prodigioso Dante dirigió, en colaboración con John Landis, Carl Gottlieb, Peter Horton y Robert Weiss, la alocada comedia de ciencia-ficción Amazonas en la luna, que sufrió un severo revés de crítica y acabó además hundiéndose en la taquilla. En esta ocasión la música corrió a cargo del experto en el género cómico Ira Newborn, autor de scores como Todo en un día, Mejor solo que mal acompañado o Agárralo como puedas 2 1/2.
En 1989 el director y productor Ron Howard (Cocoon, Willow, Una mente maravillosa) quedó fascinado por un guion de Dana Olsen (George de la jungla, Inspector Gadget), que narraba la historia de un tradicional vecindario norteamericano de los suburbios al que llegan unos más que extraños nuevos vecinos. Tan poco original trama acabó estrenándose con el título de No matarás al vecino (The 'burbs, 1989). Goldsmith fue escrupulosamente consciente del material que tenía entre manos, por lo que escribió un score a años luz de aparatosas instrumentaciones y centrado en la pintura de unas acciones burlescas, realizada mediante el empleo de efectos sonoros como ladridos de perro, disparos o cristales rotos. Sin embargo, su talento residió en la perfecta simbiosis con los elementos orquestales y sintetizados. No matarás al vecino se apoya además en material ya compuesto por Goldsmith, como la marcha de Patton, que sirve de sarcástica melodía personificada en el militar interpretado por Bruce Dern. Un buen ejemplo de autorreferencia coherente.
El aficionado avispado habrá sido consciente de la presencia de Jerry Goldsmith en Gremlins como personaje en una cabina de teléfono. Este cameo no acreditado pasará a serlo en su continuación, Gremlins 2: La nueva generación (Gremlins 2: The new batch, 1990), esforzado pero valdío intento por parte de la productora Amblin (Spielberg, Kennedy & Marshall) y Joe Dante de recuperar el monumental éxito de la primera parte. El impetuoso guion escrito por Chris Columbus (Los Goonies, El secreto de la pirámide) y Charles Hass (Matinée) tomó como principal escenario un rascacielos neoyorquino del que los asilvestrados gremlins pronto se apoderarán, convirtiéndolo en un alocado campo de batalla. Pese a contar con un presupuesto de más de 50 millones de dólares, la película constituyó un relativo fracaso comercial, sobre todo debido al tembloroso pulso narrativo de Dante y al excéntrico argumento original. Por fortuna, el score de Goldsmith recuperó los principales motivos de Gremlins a los que dotó de mayor empaque sinfónico, si bien su inquietud por la experimentación con los elementos sintetizados (no olvidemos que en esa etapa de su carrera predominaban los scores electrónicos, como Traición sin límites, Chicago en rojo, Ley criminal o Warlock) suscitó más de una crítica.
Entre 1991 y 1992 Dante trabajó en la serie de televisión fantástica Eerie, Indiana, regresando a la gran pantalla con Matinée (1993), considerada como la película que mejor resume el estilo y las inquietudes del director estadounidense. Ambientada en plena crisis nuclear de los misiles de Cuba, un avispado productor de filmes de terror decide estrenar en un pequeño pueblo su última aventura del género; aprovechando la histeria colectiva provocada por la situación política, utiliza durante la proyección todo tipo de efectos especiales para provocar al público. La película se beneficia tanto de la magnífica interpretación de John Goodman como del sentimental y nostálgico score de Jerry Goldsmith, quien se distancia de trabajos anteriores con Dante en los que predominaba la experimentación. Matinée es una obra conservadora desde el punto de vista formal, recuperando el estilo abiertamente lírico de un autor cuya principal virtud es la creación de temas de gran emotividad.
Hasta 1998 Dante no regresará al cine con Pequeños guerreros (Small soldiers), tras un paréntesis de cinco años en los que trabajó en los telefilmes Runaway daughters, En directo para Newsnet y The Warlord, además de las series Rebel highway y Picture windows. Producida por uno de los ejecutivos más importantes de Hollywood, Walter Parkes, del que sobresalen largometrajes tan prestigiosos como Atrápame si puedes, Gladiator o Sweeney Todd, Pequeños guerreros es otra vuelta de tuerca dentro del cine de animación fantástica que supone un nuevo éxito comercial para Dante, muy necesitado de reconocimiento desde Gremlins. La música de Goldsmith incide en la temática militar y recupera las tonalidades de obras anteriores como Patton, Tora,Tora,Tora o McCarthur,el general rebelde. En esta ocasión Goldsmith no resulta tan manipulador como en No matarás al vecino, sino que dota a su nuevo trabajo de mayor autonomía melódica y, sobre todo, de un espíritu sinfónico más eficiente.
La última colaboración entre Joe Dante y Jerry Goldsmith tendrá lugar cinco años después con Looney Tunes: De nuevo en acción (Looney Toones: Back in action, 2003). Entre medias, Dante dirigió dos episodios de la serie Gritos en la noche y el cortometraje Haunted lighthouse. La película fue un fallido intento de recuperar el éxito de anteriores propuestas como ¿Quién engañó a Roger Rabbit? o Space jam, que combinaban, con mayor o menor ingenio, imagen real y animada. Además, Looney Tunes: De nuevo en acción tiene el triste honor de ser la última banda sonora oficial de Goldsmith, quien fallecería en el verano de 2004. El score es un emotivo homenaje a Carl Stalling y a su orquestador Milt Franklyn, pero con la personalidad inherente al autor californiano, quien firmó una partitura enfática y plena de agudo sentido de lo paródico, testamento majestuoso, en definitiva, de un artista irrrepetible.
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